- Caminando me encuentro
detrás de un sueño,
la mano alargo
para poder cogerlo.
- En camino recto
ando buscando,
aquello que desapareció
anoche en mi olvido.
- No pude tener, eso
que con tanto anhelo
mi corazón pidió
en un súbito grito,
que en el descanso
del dormido
me sorprendió.
- Para mi asombro
la luna desde el cielo
me observaba riendo,
junto al estrellado
verano, que su camino
siguió sin yo poder
sujetarlo.
- Nada pudo frenarlo;
no me dio tiempo
a acariciarlo,
cuando para mi asombro,
mi mano fue agarrada
por un duro gusano
azulado.
- Cuenta me di, de que el frió
hormigón a mi alma atrapo,
en un descuido de
mi cuerpo.
- Escribo en el exilio;
aun durmiendo,
sigo rasgando en ese olvido,
que un día fue parte
de mi.
- Bajo del camastro,
con la agonía hecha hielo
no sé donde llevar mi paso,
en este pequeño cuadro,
donde reino en este momento,
solo lamento
estar muerto para el mundo,
ya que ni flores recibo
desde hace un siglo.
- Recuerdo mi entierro;
como voluntario
me tumbe en este cementerio,
y ahora, arrepentido,
con mi propio esfuerzo
saco de mi pecho
todo el latido,
que un día en el residió.
- De rodillas caigo
mientras derramo
de mi interior, algo
que recuerdo, como
necesario para el descansado,
que en su ataúd siguió roncando.
- Mi tronco desmayado,
cae golpeando
mi pensamiento contra el suelo.
- Largo fue el momento
en que mi espíritu, quemado
estuvo en el infierno,
mis ojos con esfuerzo
querían abrirse, en vano,
para ver mi piel
cambiando.
- Cuando por fin, comenzó
la luz a pasar dentro
de mi, pudiendo
atravesar el fino
papel que, protegiendo
mis ojos estaba, permitió
la entrada de un nuevo
universo.
- Sorprendido, me descubrí rodeado
de todo lo que amo y,
junto a mi, la que anoche