jueves, 22 de agosto de 2019

POE XXII. EL HOMBRE VITRUVIO (Rejas)

- Toco, decidido, la puerta de la irrealidad;
espero como niño ante la antigua madera
podrida por la caricia del tiempo,
espero impaciente con mi boca llena 
de interrogantes tímidos pero valientes,
nada he olvidado, pues me presento
vestido con las arrugas del cielo de primavera...

- Nadie contesta, pero sigo mi tenacidad;
espero sentado bajo la fría máscara
que oculta la experiencia del anciano,
espero insistente bajo la sonrisa de la luna
dibujada en el cielo sin cuerpos brillantes,
sigo con mi póstula aunque el viento
roce con sus caricias mi piel pura...

- La ausencia vacía no puede con mi voluntad; 
espero como melodía compuesta en la era 
olvidada de la tinta emplumada del cuervo,
espero consciente de la duda que envenena 
los pensamientos de aquellos antiguos caminantes, 
no ceso en mi horcajada porque mi aliento
escribe en lengua muerta y oscura...

- Continuo expectante la muda realidad; 
espero bajo la inexorable azulada esfera 
puesta por algún Dios que sabe de infierno,
espero sosegado con la pregunta que mana 
en cada instante de las ancianas mentes,
inalterable persevero tras los secretos
que, escondidas, esperan tras la sepultura...

- Impávido, estoy dispuesto a olvidar mi longevidad;
espero pensando en la oculta escritura
que oscila ante la tinta viva del silencioso escribano,
espero con sagacidad al profeta que condena
las misteriosas respuestas que esperan tras los mortales,
embrujado sucumbo a la magia oculta sintiendo
lo que el hombre vitruvio, sin ser impávida escultura... 

- Resisto en la larga paciencia por entender, sin perder la serenidad;
espero viendo la vida pasar entre los dedos como cuerda de lira
que ya antepasados tocaron bajo este mismo invierno,
espero sabiendo que el oráculo no tensará la divina
caricia que la difunta postró sin malicia sobre Heracles,
amante de la oscura nocturna me olvido del sentimiento
que dio vida a la esencia de la humana criatura...

- Observo que la suerte juega con la impávida adversidad;
espero entregando mi fuerza a la tragedia oscura
que castiga al inocente prisionero del destino,
espero enervando los hilos que la antigua fortuna
dejó tirada ante las ociosas miradas de los errantes,
en esta lucha bajo las primeras caricias de Helios
solo quedo pensativo ante los limites de mi propia coyuntura...


"La vida está llena de preguntas cuyas respuestas buscamos, gastándola, y cuando ya la vida se dispone a despedirse, nos damos cuenta de que siempre estuvieron a nuestro lado, solo que fuimos ciegos...
buscando siempre a lo lejos"











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