- No entiendo lo que siento,
me siento y el alma se hace desierto
no mido el momento,
más sabiendo que Dios a muerto
por el justo que hoy le rinde culto,
soy fruto del minuto y no me espanto.
- Experto del segundo, me derrito
en el acto, lo admito, soy como un cubito,
un disgusto, un juramento de algún injusto,
roto por completo
pinto mi rostro con cristales de puro lamento
que ni Cristo sintió al sonido del clavo roto.
- Resisto el impacto como adicto,
cierto sangro por lo visto,
siento por ciento, por cierto,
y sí, grito como un niño roto, al descubierto
si dentro lo siento.
Directo, soy exacto en el contacto porque yo existo
pero reviento por el que va al celibato
al encuentro de la cura que alguien inventó,
siento no ser un mito pero lo prefiero a ser otro
aliento concreto de algún Dios despierto.
- Miento si digo ser un santo
pero no soy devoto del oído roto,
mato como sargento en el rostro
si no aguanto al tuerto que va de adulto,
me aparto como gato sin dejar rastro
si el intento no es lento.
- Es más cierto que el sexto mandamiento
que no siento en el viento,
lo intento y solo veo el acto,
no hay veredicto en el delito,
siendo justo, no acepto tanto maltrato
ni el precepto del capricho del convento.
- Resisto el impacto como adicto,
cierto sangro por lo visto,
siento por ciento, por cierto,
y sí, grito como un niño roto, al descubierto
si dentro lo siento.
Directo, soy exacto en el contacto porque yo existo
pero reviento por el que va al celibato
al encuentro de la cura que alguien inventó,
siento no ser un mito pero lo prefiero a ser otro
aliento concreto de algún Dios despierto.
- Cuento en un soplido el argumento
del circo, del tiesto roto,
cuanto menos soy el Anticristo.
Entiendo al culto que agarra su asunto
al mandato oculto en el firmamento
aunque no comparto la excusa del rapto,
respeto merece el arquitecto de su propio cuento
aún con el cuerpo roto.
-No lamento lo descrito en este punto
si apuesto por lo cierto,
grito pero no como un actor de reparto,
soy un encanto, desecho por dentro
sintiendo el último aliento,
vi el antídoto en el disfraz del asiento
pero el bulto se espantó, otro con alma de contrato.
- Resisto el impacto como adicto,
cierto sangro por lo visto,
siento por ciento, por cierto,
y sí, grito como un niño roto, al descubierto
si dentro lo siento.
Directo, soy exacto en el contacto porque yo existo
pero reviento por el que va al celibato
al encuentro de la cura que alguien inventó,
siento no ser un mito pero lo prefiero a ser otro
aliento concreto de algún Dios despierto.
- Apunto alto, pues esto no es talento,
es rabia al descubierto,
un concepto concreto en el segmento,
un minuto directo al intelecto
del punto intacto de mi concepto,
para el listo que no entiende de sufrimiento,
es el aborto de un poeta maldito
atento al apetito del que solo ve un texto.
Abierto de par en par arremato sin arrebato
pero el asesinato, incluso de un sentimiento, es delito...